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03 octubre 2024

(₸X) Mi patria


Mi patria es la del laurel
la de rosales y azucenas
al alcance de mis manos
con sus dedos y sus yemas
que palpan dones tangibles 
mientras los pardales revolotean 
y los gatos en las veras del tejado acechan. 

Mi patria es la del grano que no hace granero 
aunque ayuda a su compañero 
y todos hacen despensa 
que alimenta identidades hondas 
de aquí bajo y ahí al frente. 
Cerca, sensual y muy mía es mi patria. 

Mi patria es la del que empuña el útil preciso 
y atornilla los bancos del parque compartido 
(tampoco mucho, 
no vaya a tirar por tierra 
mi bien ganada fama de vago) 
y no la de quien se envuelve en banderas. 

Las banderas que las lleven otros 
más investidos de furor patrio 
los bueyes de la carreta con orgullo engalanada 
donde viaja la tribu 
a sus blasones ceñida 
sin sombra de disidencia 
que tutelan sus guardianes, culpables 
sin presunción de inocencia 
de acrítico gregarismo 
o cuando menos vasallos 
al servicio del patrón 
tal vez algún medrador 
deslumbrado por el oro 
que relumbra en las insignias. 

Las banderas son moqueros 
donde se suenan los mocos 
afectos de fiebre, delirios 
y ardores identitarios. 

Yo, como mucho, pujaré el pendón de mi pueblo 
y sin excesos que desloma. 
A mi edad ya no tengo por qué 
galantear con mis atributos de sexo 
en esa hermosa metáfora, sí 
del mástil enhiesto 
porque ya me convencí 
que quien o quiena (Vds. eligen) me los trate bien 
seguro tendrá recompensa. 
No, ya no gusto de jugar 
a ver quién la tiene más larga. 

Mi patria es, en total, cada palmo y cada paso 
de los que doy donde me muevo 
es el embeleso con mi río 
sus nutrias, barbos y truchas, que volvieron 
hermosa patria ahí a escasos metros. 

Mi patria soy yo y mis cercanos 
de cualquier reino de la naturaleza 
capaces de desatarme emociones 
aquí en mi breve e infinito espacio 
que a cada instante abrazo. 

Mi patria cada día es una 
y siempre vuelve a mi cuna 
justo allí donde empezó 
sin que grandezas mayores o menores 
de imperios inabarcables 
enciendan en mí fuego alguno. 
O muy poco y en ocasiones contadas 
momentos que la masa informe 
envueltos en sus banderas 
(ésas suyas, que para mí no quiero) 
siempre los torna en sarcasmos. 

Mi patria soy yo y lo que a mi antojo elija. 
Que no me la fabrique nadie 
que ya me la fabrico yo. 
Y tengo valores incluso morales, también propios. 
Por si acaso. 

Mi patria sí es de este mundo 
es aliento que me envuelve 
y por el que cada instante vivo. 

Mi patria la llevo puesta 
y no la tengo por arma arrojadiza 
ni redentora de nadie 
pues uno es quien hace patria 
y no la patria quien hace a uno. 
¿Se entiende?. 

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